Hipotecas
03.09.2022
En las operaciones de compraventa, las entidades bancarias tratan de asegurarse de que sus acreedores paguen. ¿Cómo lo hacen?

Comprar una casa es un momento por el que gran parte de los españoles vamos a pasar en nuestra vida. El proceso es largo y si eres un lector habitual de nuestro blog, ya sabrás en qué consiste: buscar pisos y casas en venta, comparar precios, negociar, completar la operación de compraventa y por fin, ¡estrenar tu nueva casa! Antes de efectuar la operación, el banco se debe asegurar de que su cliente efectúe el pago. ¿Quieres averiguar cómo lo hacen? Gracias a los avales hipotecarios.

Un aval hipotecario es un donde, si hay impago, la persona designada asume la deuda de la hipotecada. Un ejemplo práctico, hijos que colocan como ‘escudo’ a sus padres. Obviamente, se trata de una apuesta arriesgada que compromete a un tercero. Y ojo, no solo repercute en su nómina, sino que puede comprometer su patrimonio personal. Hay que tener mucho cuidado, porque sus bienes podrían quedar embargados.

¿Qué tipos existen?

Existen variados tipos de avales, aunque en este caso, distinguiremos dos:

  1. Aval personal: una persona física o jurídica, que asumirá la deuda si el prestatario no puede pagarla.
  2. Aval bancario: es la entidad financiera la que se compromete a pagar la deuda.

¿Cuándo es necesario un aval para una hipoteca?

Un préstamo hipotecario necesita aval cuando se producen algunas situaciones:

  1. Se solicita un porcentaje superior al 80% del coste del inmueble.
  2. El cliente no cuenta con ingresos demostrables, es decir, carece de sueldo, es insuficiente, está en el paro…
  3. Si la cuota supera el 30 o 40% de los ingresos netos del cliente.
  4. Si tiene una edad avanzada o figura en listas de impagos o morosos.

¿Quién puede avalar una hipoteca?: requisitos y condiciones

Si piensas que todo el mundo está habilitado para ser avalista, estás bastante equivocado. Los bancos exigen y mucho:

  1. Solvencia económica: los ingresos de la persona afectada tienen que ser superiores a las obligaciones del hipotecado. Tampoco es bueno que esa persona aparezca o haya aparecido en listados de ASNEF o impagos. Ten en cuenta que los bancos buscan seguridad y garantías en sus clientes.
  2. Nivel de patrimonio suficiente: no solamente vale la nómina o los ingresos fijos o variables, debe haber algo detrás que lo proteja. Cuanto más margen económico y propiedades, mejor para los acreedores.
  3. Mayoría de edad: no es ilegal que haya avalistas menores de edad, pero normalmente esto puede causar inseguridad, al tener éstos menos capacidad de ingresos y patrimonio en la mayoría de casos.
  4. Bienes sin ningún tipo de cargas: lo que las entidades buscan son clientes sin ninguna deuda y con un historial crediticio impoluto. Esto no siempre es posible, pero lo que nunca quieren ver son números rojos. Si los tienes, tu solicitud quedará denegada casi con total seguridad.

¿Cuáles son los peligros y consecuencias de ser avalista?

El avalista debe asumir que, en caso de impago, el banco puede ir contra todos tus bienes o ingresos. Ahora bien, esto depende de varios factores:

  1. Si el aval es solidario o no . Si lo es, el banco tiene derecho a exigirle sus obligaciones como si fuera el deudor principal. Si no lo es, la entidad bancaria deberá exigirle a la persona avalada.
  2. La obligación garantizada: consiste en la devolución de una cantidad que debes conocer.

 

 

 

¿Cuánto duran?

El compromiso se extiende hasta que dura la hipoteca, aun si el deudor falleciera. Acciones, fondos de inversión, pensiones… todo lo que sea susceptible de embargo puede acabar expropiado. Incluso si el avalista fallece, la responsabilidad recaerá en sus herederos. Así lo indica el artículo 1911 del Código Civil, en su apartado 2.3:

Avales temporales: ¿Qué debes saber?

Un aval hipotecario temporal se establece a partir de la siguiente premisa: en el momento en que un porcentaje de la hipoteca se pague, el aval desaparece. Normalmente, se suele establecer un porcentaje en torno al 80% del préstamo.

¿Se puede quitar o cambiar un aval?

Sí que es posible y se puede realizar de varias formas:

  1. Negociar su eliminación con la entidad bancaria: es la opción más difícil.
  2. Anular el aval: para esto hay que demostrar que el contrato cae en irregularidades. Hay que demostrar que existen cláusulas abusivas;, que no hubo negociación previa o que faltó información.
  3. Subrogar la hipoteca: puedes consultar el artículo que hicimos sobre la subrogación de hipotecas para tener más información, con la posibilidad de añadir o cambiar el avalista.
  4. Proponer un cambio de avalista: si el banco comprueba que es solvente, esto se puede hacer.

¿Qué sucede cuándo fallece el aval de una hipoteca?

Como indica el artículo 1847 del Código Civil explica que “la obligación avalista se extingue al mismo tiempo que la del deudor”. Además, el artículo 1156 de la misma fuente indica que las obligaciones se extinguen por el pago o cumplimiento, la pérdida de la cosa debida, la condonación de la deuda, la confusión de los derechos de acreedor y deudor, la compensación o la novación.

Por lo tanto, en estas circunstancias no se incluye la muerte del avalista. Así que su función se extenderá a sus descendientes.

Préstamos personales con avales hipotecarios: consideraciones

 

¿Es posible solicitarlo sin necesidad de aval?

Si un cliente quiere una hipoteca sin aval hipotecario, debe cumplir una serie de condiciones:

  1. Tener un trabajo estable: un contrato indefinido o una buena antigüedad son símbolos que tu banco puede valorar.
  2. Solvencia económica: que tengas un margen para pagar directamente una parte de la vivienda, por lo menos el 20% de la hipoteca que los bancos no suelen financiar. Es recomendable que este porcentaje suba hasta el 30%, con el fin de cubrir los gastos a la compraventa
  3. Una edad intermedia, entre los 35 o los 45 años: las entidades bancarias valoran esta edad como la ideal. Hay estabilidad laboral y además quedan muchos años de vida por delante.
  4. Capacidad de endeudamiento: las cuotas que pagues por todos los créditos, incluida la hipoteca, no deberían superar el 35% de tu mensualidad neta. De esta forma, tendrás margen suficiente para afrontar imprevistos.

Diferencias entre aval y aval solidario

Ya hemos visto que un aval hipotecario al uso se caracteriza porque una persona física o jurídica tiene que cumplir con la deuda del avalado en caso de impago. El aval solidario es básicamente lo mismo, pero con un punto adicional: actúa como garantía de pago. Es decir, el impago de la deuda recaería en el avalista.

Ahora que ya conoces las condiciones de un aval hipotecario y lo que implica: ¡piénsate muy bien todo antes de elegir esta opción! Si necesitas más información, en Housell te ayudamos. Llámanos gratis al 900 622 162.

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